Cars 3 es la decimoctava película de Pixar y,
obviamente, tercera en la serie de Cars iniciada en 2006. Está dirigida por el
debutante Brian Fee, quien ya había trabajado como artista en varias películas
de pixar, y escrita por Robert Baird y Daniel Gerson, quienes no trabajaban
juntos desde Big Hero 6 (2014).
Después de una penosa segunda
parte donde la tonalidad de la franquicia cambia totalmente y decae con una
historia sumamente sosa y, además, protagonizada por uno de los personajes más
odiosos en la historia de Disney (Mate), Cars 3 vuelve a tener a McQueen como
su protagonista para así regresar al mundo de las carreras.
Esta tercera parte de Cars sigue la historia del
Rayo McQueen, ahora como un corredor veterano pero compitiendo al máximo contra
nuevos rivales con quienes disfruta su profesión. Todo cambia cuando aparece
Jackson Storm, un auto de nueva generación que termina por acabar con McQueen
en todas las oportunidades en las que se enfrentan. El Rayo se niega al retiro
y quiere demostrar que aún está en buen nivel y, después de un trágico
accidente que casi le cuesta su carrera, se pone a disposición de Cruz Ramírez,
una entrenadora de autos profesional, para poder encontrar la forma de derrotar
a Storm.
Como ya he mencionado
anteriormente, siempre he pensado que cuando una franquicia vuelve después de
un largo periodo de tiempo con una secuela (en este caso fueron 6 años) debe
estar justificado con una buena historia. Si bien la trama de Cars 3 no resulta
de lo más original, no está nada mal. Sigue perfectamente el curso natural que
debería tomar una franquicia sobre un deportista, llevándonos al desarrollo del
ocaso de su carrera y explorando todo lo que conlleva esa experiencia. Los
nuevos personajes están bien escritos y se incorporan a la historia de manera
agradable. Además, la película tiene un mensaje que, a pesar de que ya ha sido
abordado en otras cintas, se presenta de una manera muy directa y poderosamente
emotiva.
La película tiene una trama un
poco más trabajada que sus antecesoras, esto lleva a que tengan varias escenas
con contenido muy emotivo que se aleja de la diversión que muchos niños buscan,
por lo cual hace que estos pierdan el interés por un gran tramo de la película
(lo viví yo mismo en el cine). Por este motivo se nota como Disney decidió
inclinar la historia unos milímetros más del lado de los adultos que vivieron
la primera película de Cars en su niñez. Fue una movida inteligente y que de
cierto modo hace que la película sea buena.
La animación, como siempre, es excepcional.
De hecho se notan algunas mejoras producto del avance tecnológico, mismas que se
aprecian más en las escenas de carreras y en la movilidad más fluida que tienen
los personajes.
Lo malo de esta película es que sigue
una formula ya vista tanto en Disney como en otras casas productoras. Esto hace
que con el pasar de los minutos sea fácil predecir lo que va a pasar después.
Sumado a que, a pesar de ser una película corta, se siente un poco pesada como
resultado a las múltiples escenas “muertas” que van más al lado emotivo.
Como conclusión: es una película
entretenida, se agradece que tiene una trama mucho más trabajada, la animación
es de calidad y de cierta manera justifica su existencia. Sin embargo no tiene
mucha originalidad al seguir una historia muy predecible y que ya se ha visto,
lo cual es grave considerando que Pixar ha tenido sus proyectos más creativamente
originales durante los últimos años.
8.5
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