Uno de los géneros más complicados en épocas
recientes es la comedia. Hoy en día las producciones de esta naturaleza tienden
a ser estúpidamente grotescas, atascadas de referencias sexuales e intentos muy
lamentables de humor negro, por lo que hoy por hoy sumamente complicado
encontrar una película de comedia genuinamente buena.
La primera parte de guerra de papás no
estuvo ni cerca de ser una película memorable. Sin embargo y, a pesar de que
tenía ciertos elementos que hacen detestable a las películas de comedia
actuales, fue una película que intentó rescatar la esencia de la comedia en el
cine con ayuda de una excelente dupla conformada por Will Ferrell y Mark
Wahlberg. La cinta fue lo suficientemente exitosa para dar luz verde a una
segunda parte que ahora podemos ver en los cines.
En esta segunda entrega Sean Anders,
director de la película, intenta crear una película navideña. Como todos los
que vimos mi pobre angelito sabemos, estas cintas tienden a ser sumamente aburridas
debido a que todas quieren resaltar el mismo mensaje y valores, lo cual es
cansado de ver.
No me da pena admitir que disfruté esta
película, es entretenida y tiene muy buenos (pero pocos) chistes pero al final
es afectada por un guión innecesariamente cargado, además de nuevos personajes
molestos y carentes de chispa.
Una de las principales bondades de la
primera parte fue la gran mancuerna generada por los dos actores principales.
En esta ocasión se pierde gracias al foco que recibe el nuevo personaje
interpretado por Mel Gibson, quien es la piedra angular de la trama y que
desgraciadamente deja a deber.
Los nuevos personajes representados
por Mel Gibson y John Lithgow tienen un contraste interesante. Mientras que se
nota que Lithgow intenta entregar un personaje agradable (sin éxito,
obviamente), la actuación de Gibson es muy plana y el actor no hace mucho (o
nada) para remediarlo, supongo que no le pagaron lo suficiente.
A pesar de que me gustó y disfruté la
película, haciendo un análisis frío hay que aceptar que tiene actuaciones muy
planas, sub tramas muy tontas que no aportan nada y una dirección de regular a
mediocre. Sin embargo, creo que si se ve como una película familiar sin mayor
relevancia, se puede rescatar como entretenida y que podría gustarle a cierto
sector del público, como a tus papás o abuelitos.
5,5
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