Los animales fantásticos vuelven con su tercera parte titulada “Los Secretos de Dumbledore”. Teniendo como principal reto superar la partida de una de sus mayores estrellas en el reparto y encontrar por fin un camino seguro que guie a la franquicia a la ganar billones de dólares, J.K. Rowling y compañía entregan una cinta que podrá parecer un buen capitulo en la franquicia del mundo mágico, pero que en realidad es una historia vacía que carece del encanto que surgió hace ya más de dos décadas con la primera película de Harry Potter.
A pesar de que, en mi opinión,
esta no es la peor película de la hasta ahora trilogía. No se siente que exista
una intención en hacer una mejoría real en el manejo de la franquicia,
entregando una película que utiliza los mismos métodos narrativos para contar
una historia que se queda igual que al principio, apelando a encontrar su valía
en futuras entregas.
La dirección es apropiada, David
Yates es un director que sigue mucho el “librito” a la hora de hacer sus películas.
No busca generar ninguna experiencia nueva ni tiene marcas personales dentro de
su estilo fílmico, simplemente se enfoca en hacer que la historia sea contada. Si
bien esto no está mal, este, junto al guion, es uno de los dos puntos en contra
que hacen que esta trilogía sea un tanto fallida. Se necesita refrescar este
punto para que se pueda crear algo realmente atractivo, lo cual seria justo y
necesario ya que David Yates tiene el poder total de la dirección de la
franquicia desde el 2007 cuando estrenó la quinta parte de Harry Potter.
La película cuenta con dos cosas
que son innegablemente buenas. La primera es el gran trabajo en efectos
especiales, visualmente la película es un verdadero deleite ya que logra
incorporar de manera exitosa la imagen generada por computadora con el set
real, al punto de que es casi imperceptible, a diferencia de otras cintas en la
actualidad. Como segundo punto, la música compuesta por Jame Newton Howard
sigue siendo el mejor elemento de esta trilogía y, apoyada por los temas
originales de John Williams, hace que algunas escenas tengan ese toque especial
que te inviten a seguir la historia.
Las actuaciones están bien, no
hay ninguna que destaque sobre otra y existe una gran química entre todos los
actores. Pero referente a al recast de Gellert Grindelwald, hay que apuntar que
si en su momento se ha criticado a Johnny Depp por la falta de variación al
momento de interpretar a sus personajes, teniendo muchos que se caracterizan
por un peculiar excentricismo en gestos y movimientos. También hay que señalar
que Mads Mikkelsen no hizo el gran esfuerzo para interpretar al personaje de Gellert
Grindelwald, siendo una personificación muy parecida a Hanniblal o Le Chiffre,
su personaje en Casino Royale. Al final, se tratan de dos versiones muy
distintas del personaje, pero sin duda la de Depp es la que se ajusta mas a
este universo, siendo una personificación que se acopla mejor a los demás personajes
y a lo que la historia intenta mostrar.
J.K. ha demostrado de nueva
cuenta que no sabe cómo escribir películas y es que esta trilogía se siente
como pequeños actos de una gran historia y cada película, especialmente esta
tercera parte, carece de una estructura solida que contenga los tres actos bien
definidos con su climax incluido. “Los Secretos de Dumbledore” se siente como
un segundo acto de dos horas y media que no busca mas que establecer lo
necesario para una batalla final que se verá en una siguiente secuela. No
existe mucho desarrollo en los personajes, no hay interés en llevar la historia
a rincones emocionantes y tampoco existe esmero por exponer una temática clara
que le de mucha mayor profundidad a la trama.
Las limitadas interacciones entre
Dumbledore y Grindelwald, además de las constantes referencias a la vida que
alguna vez tuvieron juntos intentando lograr grandes cosas en el mundo mágico,
hacen que nos demos cuenta que quizá aquella es la historia que se debió contar
en lugar de esta.
En conclusión. “Los Secretos de
Dumbledore” es una película que solo los más fanáticos del mundo mágico
deberían considerar imprescindible. Pero para un público más casual, la cinta
resulta terriblemente aburrida por su ritmo lento y sucesos poco emocionantes,
realmente lo mejor es lo que se establece para las futuras instancias de la
saga.
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