Aladdin
es el nuevo live action producido por Disney que busca lucrar con la nostalgia
y curiosidad de millones. Dirigida por Guy Ritchie, el tipo mundialmente famoso
por arruinar a Sherlock Holmes y protagonizada por Mena Massoud, Will Smith,
Marwan Kenzari y Naomi Scott.
El
historial de los recientes live actions de Dinsey nos indican una cosa muy
clara, que son impredecibles. De un lado tenemos joyas como lo son Jungle Book
y Christopher Robin, por otro lado, tenemos películas aceptables como lo es
Cenicienta y la Bella y la Bestia y, por último, el grupo conformado por basura
como Maléfica, Alicia en el país de las Maravillas y Dumbo. Entonces, ¿A dónde pertenece
Aladdin?
Siempre
estos reviews comienzan resaltando lo bueno de las películas, pero lamentablemente
esta no tiene mucho de eso. Sin embargo, es bastante sobresaliente que lo que
se dijo que sería lo peor de la película: el genio de Will Smith, terminara
siendo, para mi gusto personal, el elemento que hace más por rescatar este barco
de su inminente hundimiento. Sin llegar a ser perfecto o si quiera un gran
personaje, el genio aporta el suficiente carisma y entretenimiento para hacer que
la película se sobrelleve de buena manera. Tanto es su influencia que la cinta se
convierte en una totalmente distinta a partir de su introducción, la cual es muy
cerca de la mitad de la misma.
Lastimosamente
el resto de las actuaciones son nefastas. Massoud como Aladdin se comporta tan caricaturesco
que se percibe una sobre actuación grosera que es tan evidente que muchas veces
distrae de lo que está pasando en escena. Naomi Scott, la princesa Jazmin, es
la que actúa un poco mejor de todo el reparto principal pero no se salva de ser
una actuación insípida. Por último, Marwan Kenzari, quien interpreta a Jafar,
probablemente sea el peor actor visto en estos live action de Disney, no se le
cree nada y, en lugar de trasmitir esa vibra imponente del personaje original,
da risa.
La cinta por lo menos respeta y hace honor a las dos principales canciones de la película
original y en general este apartado es muy aceptable. Sin embargo, el nivel de
la cinta puede ser factor para determinar que los temas musicales son su mejor
elemento, ya que las actuaciones son tan malas que te hacen desear que los
personajes se pongan a cantar en lugar de actuar.
La
belleza y el funcionamiento de los efectos especiales depende mucho del
elemento del cual se hable. Rajah, el tigre de Jazmin, luce espectacular en la mayoría
de sus escenas. Pero, por otro lado, el retoque de Will Smith con ese tono azul
de piel se ve terrible en casi todos los casos. Además de que muchos efectos se
sienten fuera de lugar, es muy notable como los actores interactúan con modelos
posteriormente recreados cuando se ponen junto al genio o a Rajah. Abu y la
alfombra mágica, personajes recreados 100% a computadora, lucen bien, pero podrían
lucir mucho mejor en diseño.
Como
se esperaba, la película es más larga que la original y por lo tanto busca
alargar la trama de alguna forma. Cualquiera pensaría que la mejor opción es
profundizar en los hechos que ocurren en la película animada, haciendo que los
personajes ganen en trasfondo y complejidad para hacerlos mucho más agradables
a un público más maduro que al que va dirigido la cinta de 1992. Pues no, en
lugar de eso los escritores decidieron añadir sub tramas forzadas y secuencias largas
e innecesarias que al final terminan por dar un aporte nulo a la trama.
En conclusión,
Aladdin es una buena película si no has visto la original y no te molesta mucho
que los actores sean malos. Es una cinta con un valor meramente anecdótico y que
no va a ser recordada más que por la polémica generada durante su producción.
6.5
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