Rogue One es la primera película de los anunciados
Spinoff de Star Wars que buscan, además de robarse nuestro dinero, expandir el
universo creado por George Lucas a terrenos nunca antes vistos con historias
que explicarán mejor algunos detalles mencionados en la línea argumental
principal. Esta primera historia está dirigida por el relativamente nuevo pero
talentoso director Gareth Edwards, escrita principalmente por Chris Weitz y
protagonizada por Felicity Jones, Diego Luna, Mads Mikkelsen, Ben Mendelsohn,
Forest Whitaker, entre otros.
La película re canoniza una historia que con el
paso de los años se ha contado de manera distinta tanto en videojuegos como en
novelas y comics del universo expandido de Star Wars: cómo fue que la alianza
rebelde obtuvo los planos de la Estrella de la Muerte. En la película, Jyn Erso
(Felicity Jones), la joven hija del ingeniero que diseño la letal arma, es
atrapada por los rebeldes para encontrar a Galen Erso (su padre) por medio de
ella y con este la posibilidad de destruir el arma. Ahí conoce a Cassian Andor
(Diego Luna), un capitán de la alianza rebelde con quien tendrá problemas al
principio, pero sabrán salir adelante para formar un equipo con la arriesgada misión de robar los planos.
Es complicado darle un valor justo a esta película
si no se es fan de Star Wars, esto porque se trata de una historia que
complace, de principio a fin, los deseos de todo seguidor de la saga con personajes
bien desarrollados, épicas batallas y el humor característico de la saga. Desde
el principio, la cinta se enfoca en darnos un argumento puntual, sin rebuscadas
sub tramas y un ritmo moderadamente acelerado que nos permite ver mucho más de lo
que se vería en otra película que apenas rebase las dos horas de duración.
Las actuaciones fueron el punto fuerte más positivo
en la película. Felicity Jones y Diego Luna lideraron un electo fantástico que,
además de talento, demostró una química sólidamente eficaz desde el primer
minuto en pantalla. Ambos actores principales tuvieron un papel más que
satisfactorio, Jones mantiene su alto nivel demostrado en los últimos años y
Diego Luna sorprende con una actuación brillante y entretenida que notablemente
disfruta hacer. Donnie Yen y Alan Tudyk desempeñan de manera más que aplaudible
los que son dos de los papeles más complicados del reparto: Chirrut Imwe y
K-2SO respectivamente, un hombre ciego creyente de la fuerza y un robot
imperial reprogramado para servir a la alianza rebelde, ambos se convierten en
protagonistas de las risas más espontaneas y, a la vez, de los momentos más
épicamente emotivos de la historia. Mads Mikkelsen y Forest Whitaker cumplen
con roles bastante importantes en la película que, gracias a la experiencia y
talento de ambos, ejecutan de manera catedrática.
Sin duda, mi favorito de todos fue Ben Mendelsohn,
quien es un actor que se caracteriza por hacer roles no muy trascendentes en el
cine pero siempre con un desempeño cumplidor. En Rogue One logra uno de sus
mejores papeles dando vida a Orson Kreenic, el villano en turno que, no sólo
logra ser un personaje atractivo, sino también uno bastante humano, fortalecido
por su gran desarrollo dentro del guión. Aunque puede estar sujeto a debate,
para mí es ya uno de los mejores antagonistas en toda la saga de Star Wars.
Tocando el tema de los villanos, Darth Vader hace
un regreso perfecto mostrando todas sus características que lo hicieron temible
en la trilogía original pero mejoradas por los avances tecnológicos. Las pocas
secuencias que lo tienen como protagonista cumplen con un excelente fan service
que deja a todos los fans completamente satisfechos.
La música de Rogue One fue uno de los temas más
controversiales en su desarrollo ya que tuvo el cambio de compositor justo a
unas semanas de concluir producción. El nombrado después del abandono de
Alexandre Desplat (mismo que sólo terminó componiendo la música de los
trailers), Michael Giacchino, hizo un trabajo espectacular, respetando los
fundamentos establecidos por Williams e incluso adaptándose a ese estilo para
crear su música, misma que genera un plus invaluable en cada escena. No se extrañó
a John Williams para nada porque se sentía como si él mismo hubiese realizado
la musicalización.
Como era de esperarse, los efectos especiales están
perfectamente bien cuidados. Una de las grandes muestras de esto fue el regreso
de Peter Cushing de la tumba para interpretar a Wihuff Tarkin con un CGI realísticamente
perfecto. Por otro lado, los efectos prácticos siguen jugando un papel
importante en esta nueva etapa de la saga pero, a diferencia del episodio 7,
estos se notan mucho más cuidados para dar el aspecto más realista posible.
La dirección de la película es perfecta. Gareth
Edwards logró con Godzilla crear una experiencia única que nos permitía
sentirnos dentro de la cinta con tomas desde ángulos que sólo nos permitían ver
lo que los personajes en la película veían. En esta película toma mucho de eso,
dejándonos apreciar mejor no sólo escenas de acción, sino también paisajes,
locaciones y seguir secuencias increíblemente emocionantes muy de cerca, esto
se nota mucho durante la última parte del tercer acto de la película.
En conclusión, Rogue One no sólo es una historia de
Star Wars, sino uno homenaje redondo que unifica a las generaciones que
crecieron con ambas trilogías con una trama increíblemente épica que, además de
ser muy entretenida, logra crear un impacto emocional que supera por mucho a lo
hecho hace un año por el episodio 7. Al ser una historia parcialmente aislada
de la serie principal, no habrá problema para que los no familiarizados con
esta saga puedan disfrutar de la película. Ante la inminente proximidad del fin
de año, puedo asegurar que Rogue One es lo mejor que pude ver en el cine durante
estos últimos 11 meses y 15 días.
10
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