El muñeco diabólico es el reinicio de la franquicia
iniciada en 1988 y que hasta ahora contaba con siete películas. Este reboot
está dirigido por Lars Klevberg y protagonizado por Gabriel Bateman, Aubrey
Plaza, Mark Hamill y Brian Tyree Henry.
La historia retoma al muñeco diabólico y lo coloca en
tiempos modernos, donde es un nuevo producto de industrias Kaslan que puede ser
utilizado como medio de control de todas las demás líneas de productos electrónicos
de la empresa. Uno de estos muñecos, con
una falla que lo hace ser más violento, llega a las manos de un niño llamado
Andy y, a pesar de que logran convertirse en amigos, pronto descubrirá que tiene
a una máquina asesina dentro de su propio hogar.
El concepto en el cambio del personaje al hacerlo un
robot con programación asesina, en lugar de uno poseído como se vio
anteriormente, es un elemento que refresca por completo al personaje y se
ajusta adecuadamente al mercado actual al cual va dirigido, no sólo por estar
actualizado a los tiempos, sino también por buscar crear una preocupación real
ante un futuro cercano en el que se pudiera dar este escenario.
Las películas de Chucky han envejecido más allá de una
película de horror, siendo piezas de entretenimiento invaluables por elementos
tanto de suspenso como cómicos (algunas veces siendo comedia involuntaria). En
esta nueva cinta se rescata esa esencia, siendo una película que maneja a
voluntad un humor bastante simple pero efectivo, sumando a ciertos recursos
para generar sustos que, a pesar de ser poco efectivos, son grandes intentos
que se adecúan al tono de la historia.
A pesar de que sea una película que no busca generar
una historia sólida, ni ser tener las mejores actuaciones, la realidad es que
está plagada de situaciones ridículas y eventos convenientes para el desarrollo
de la trama, haciendo que la historia se sienta mayormente caricaturizada.
Debido a que la película es muy barata, el CGI es muy
pobre. Los efectos prácticos son de la misma calidad, afectando al impacto de
la película para convertir una escena de horror en una graciosa y, a pesar de
que esto es parte de la dinámica de la cinta, la verdad es que se hubiera
agradecido un mejor trabajo en ese apartado, por lo menos para generar un mayor
realismo.
Las actuaciones no son tan convincentes, pero son
aceptables para las exigencias del guion, el cual está plagado de diálogos muy
bobos y situaciones ridículas. El trabajo de Mark Hamill en la voz de Chucky es
muy satisfactorio, le brinda una personalidad un tanto distinta que lo hace tan
adorable como letal.
Se dice que alrededor de un 87% de los asistentes al
cine en México sólo acuden a él cuatro veces al año y el segundo género
más esperado después de las películas de super héroes es el del horror. Por lo
que se puede decir que el país tiene una gran afinidad por películas de este
tipo y es probable que seas parte de esa estadística. Es por eso que, si
planeas ver El Muñeco Diabólico por ser fan del cine de terror, probablemente no
sería una buena idea. En cambio, los fans del personaje que consideran sus
películas una verdadera joya del entretenimiento, este reboot resultara muy
complaciente.
7
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